miércoles, 24 de noviembre de 2010

Reflexiones a cerca del determinismo y la libertad

*Determinismo social: Según el determinismo social, un individuo es de una determinada manera según en la sociedad en la que nazca o el papel que realice en ella. 

*Determinismo económico: Según el lugar que ocupes en la cadena de producción económica de una sociedad, tendrás más o menos posibilidades de desarrollar tu libertad.

*Determinismo genético: Estamos determinados por los genes heredados de nuestros antepasados.

Nuestros cuerpos solo son máquinas que transportan la información genética de una generación a otra.  

*Determinismo psicológico: No somos esos sujetos que lo controlan todo y que son conscientes de todo, al contrario, hay muchos procesos psicológicos no conscientes que nos determina a actuar de una manera que no controlamos. 

Ejemplo: cuando dormimos, estamos embriagados, estamos imaginando, tenemos lapsus lingüal, estamos enfermos, etc.

*Determinismo fisicalista: Hipotéticamente si alguien (¿Un Diós?) pudiese conocer la posición y la trayectoria de las partículas en el comienzo del universo, podría calcular los resultados posteriores y saber que lugar ocuparía ahora.

Si sumamos todos los determinismos, llegamos a un determinismo total.


Libertarismo
   
Argumentos de los libertaristas:

1. A pesar de que estamos "condenados" (no absolutamente determinados), siempre queda un "margen de libertad"

2. Además, los propios deterministas actúan y piensan como si fueran libres, así que luego se contradicen al defender que no lo son.  

3. Más aún, si el determinismo fuese cierto, y no existiera la libertad, entonces no seríamos responsables de nuestros actos y las leyes, las normas, los juicios... No tendrían ningún valor y la convivencia en sociedad sería imposible.



martes, 16 de noviembre de 2010

Película "El experimento"

Descripción del experimento

A través de un sorteo se escogía entre todos los participantes quienes adoptaba el papel de policías y a quienes los de prisioneros. A cada uno se le daba su uniforme correspondiente y a los presos se les asignaba una celda dentro de una cárcel ficticia. Los presos estaban numerados y se les llamaba por el número que tenían. Los científicos, encargados del experimento, a través de cámaras sabían lo que pasaba. Pero a partir del segundo día el experimento se empezó a descontrolar y aunque algunos científicos se quejaban del exceso de violencia por parte de los guardias, el director del experimento decide continuar hacia a delante. A los seis días el experimento es cancelado, nueve días antes de lo previsto. Con dos muertes y heridos con daños psicológicos. 

Normas que debían cumplir los prisioneros

- Permanecer en silencio durante los periodos de descanso, después de apagar las luces, durante las comidas y siempre que estén fuera en el patio de la prisión.


- Comer en horas de comida y solo en esas horas.


- Participar en todas las actividades de la prisión.


- Dirigirse a los guardias como "señor guardia"


- Nunca referirse a su condición como un experimento.


- No mover, forzar, ensuciar, estropear paredes, ventanas o cualquier propiedad de la prisión.


- Acatar todas las órdenes dadas por los guardias en todo momento.


- El no obedecer debe resultar en castigo.

Medios técnicos utilizados


Utilizaron una cárcel ficticia.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Experimento de la cárcel de Stanford

El experimento de la cárcel de Stanford es un conocido estudio psicólogo acerca de la influencia de un ambiente extremo (vida en prisión) en las conductas desarrolladas por el hombre, dependiente de los roles sociales que desarrollaban (cautivo, guardia). Fue llevado a cabo en 1971 por un equipo de investigadores liderado por Philip Zimbardo de la Universidad de Stanford. Se reclutaron voluntarios que desempeñarían los roles de guardias y prisioneros en una prisión ficticia. Sin embargo, el experimento se les fue pronto de las manos y se canceló en la primera semana.

Metas y métodos

El estudio fue subvencionado por la Armada de los Estados Unidos, que buscaba una explicación a los conflictos en su sistema de prisiones y en el del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos. Zimbardo y su equipo intentaron probar la hipótesis de que los guardias de prisiones y los convictos se autoseleccionaban, a partir de una cierta disposición que redundaba en malas condiciones en tales situaciones.

Los participantes fueron reclutados por medio de anuncios en los diarios y la oferta de una paga de 15 dólares diarios (corresponderían a 57 euros diarios) por participar en la “simulación de una prisión”. De los 70 que respondieron al anuncio, Zimbardo y su equipo seleccionaron a los 24 que estimaron más saludables y estables psicológicamente. Los participantes eran predominantemente blancos, jóvenes y de clase media. Todos eran estudiantes universitarios.
El grupo de 24 jóvenes fue dividido aleatoriamente en dos mitades: los “prisioneros” y los “guardias”. Más tarde los prisioneros dirían que los guardias habían sido elegidos por tener la complexión física más robusta, aunque en realidad se les asignó el papel mediante el lanzamiento de una moneda y no había diferencias objetivas de estatura o complexión entre los dos grupos.
La prisión fue instalada en el sótano del departamento de psicología de Stanford, que había sido acondicionado como cárcel ficticia. Un investigador asistente sería el “alcaide” y Zimbardo el “superintendente”.
Zimbardo estableció varias condiciones específicas que esperaba que provocaran la desorientación, la despersonalización y la desindividualización.

Los guardias recibieron porras y uniformes caqui de inspiración militar, que habían escogido ellos mismos en un almacén militar. También se les proporcionaron gafas de espejo para impedir el contacto visual (Zimbardo dijo que tomó la idea de la película Cool hand Luke - La leyenda del indomable). A diferencia de los prisioneros, los guardias trabajarían en turnos y volverían a casa durante las horas libres, aunque durante el experimento muchos se prestaron voluntarios para hacer horas extra sin paga adicional.

Los prisioneros debían vestir sólo batas de muselina (sin ropa interior) y sandalias con tacones de goma, que Zimbardo escogió para forzarles a adoptar “posturas corporales no familiares” y contribuir a su incomodidad para provocar la desorientación. Se les designaría por números en lugar de por sus nombres. Estos números estaban cosidos a sus uniformes. Además debían llevar medias de nylon en la cabeza para simular que tenían las cabezas rapadas, a semejanza de los reclutas en entrenamiento. Además, llevarían una pequeña cadena alrededor de sus tobillos como “recordatorio constante” de su encarcelamiento y opresión.
El día anterior al experimento, los guardias asistieron a una breve reunión de orientación, pero no se les proporcionaron otras reglas explícitas aparte de la prohibición de ejercer la violencia física. Se les dijo que era su responsabilidad dirigir la prisión, lo que podían hacer de la forma que creyesen más conveniente.

Zimbardo transmitió las siguientes instrucciones a los “guardias”:
Podéis producir en los prisioneros que sientan aburrimiento, miedo hasta cierto punto, podéis crear una noción de arbitrariedad y de que su vida está totalmente controlada por nosotros, por el sistema, vosotros, yo, y de que no tendrán privacidad... Vamos a despojarles de su individualidad de varias formas. En general todo esto conduce a un sentimiento de impotencia. Es decir, en esta situación tendremos todo el poder y ellos no tendrán ninguno.— vídeo The Stanford Prison Study, citado en Haslam & Reicher, 2003.
A los participantes que habían sido seleccionados para desempeñar el papel de prisioneros se les dijo simplemente que esperasen en sus casas a que se les “visitase” el día que empezase el experimento. Sin previo aviso fueron “imputados” por robo a mano armada y arrestados por polícias reales del departamento de Palo Alto, que cooperaron en esta parte del experimento.
Los prisioneros pasaron un procedimiento completo de detención por la policía, incluyendo la toma de huellas dactilares, que se les tomara una fotografía para ser fichados y se les leyeran sus derechos Miranda. Tras este proceso fueron trasladados a la prisión ficticia, donde fueron inspeccionados desnudos, “despiojados” y se dieron sus nuevas identidades.

Resultados 

A medida que el experimento evolucionó, muchos de los guardias incrementaron su sadismo—particularmente por la noche, cuando pensaban que las cámaras estaban apagadas. Los investigadores vieron a aproximadamente un tercio de los guardias mostrando tendencias sádicas "genuinas". Muchos de los guardias se enfadaron cuando el experimento fue cancelado.

Los prisioneros empezaron a mostrar desórdenes emocionales agudos. Un prisionero desarrolló un sarpullido psicosomático en todo su cuerpo al enterarse de que su "libertad condicional" había sido rechazada (Zimbardo la rechazó porque pensaba que trataba de un ardid para que le sacaran de la prisión). Los llantos y el pensamiento desorganizado se volvieron comunes entre los prisioneros. Dos de ellos sufrieron traumas tan severos que se los retiró del experimento y fueron reemplazados.

Zimbardo decidió terminar el experimento prematuramente cuando Christina Maslach, una estudiante de posgrado no familiarizada con el experimento, objetó que la "prisión" mostraba unas pésimas condiciones, tras ser introducida para realizar entrevistas. Zimbardo se percató de que, de las más de cincuenta personas externas al experimento que habían visto la prisión, ella fue la única que cuestionó su moralidad. Tras apenas seis días, ocho antes de lo previsto, el experimento fue cancelado.

Conclusiones

Se ha dicho que el resultado del experimento demuestra la impresionabilidad y la obediencia de la gente cuando se le proporciona una ideología legitimadora y el apoyo institucional. También ha sido empleado para ilustrar la teoría de la disonancia cognitiva y el poder de la autoridad.

En psicología se suele decir que el resultado del experimento apoya las teorías de la atribución situacional de la conducta en detrimento de la atribución disposicional. En otras palabras, se supone que fue la situación la que provocó la conducta de los participantes y no sus personalidades individuales. De esta forma sería compatible con los resultados del también famoso experimento de Milgram, en el que gente ordinaria cumple órdenes de administrar lo que parecen shocks eléctricos fatales a un compañero del experimentador.